Cuando la moda en la adolescencia se vuelve una preocupación.
Lo ideal es que los padres no prohibamos determinada forma de vestirse o maquillarse a nuestros hijos. Esto se debe a una simple razón: muchas veces lo prohibido se vuelve aún más tentador. En consecuencia, lo recomendable es dejar que encuentren su propia imagen acompañándolos en el camino y reconociendo señales negativas en caso de que surjan.